El día de ayer no ha sido el mejor de los que llevo aquí: no, no lo digo por la muerte de Michael Jackson (otro gran artista que desaparece y que conste que no me gustaba), sino por un cumulo de circunstancias.
A la mañana me levante con el estomago muy tocado, a lo mejor la sensación de borrachera del día anterior tenía algo que ver o me estaba queriendo decir algo; y para colmo me tocaba pasar 10h en bus, así que por si las moscas, me tome una pastilla para cortar la diarrea y a esperar que las lluvias torrentciales no hiciesen acto de presencia.
En teoría, tenía que partir de Luangprabang a las 8:00, pero gracias a los amables trabajadores de Lao Sky Trip (en la entrada de Bouhag Guesthouse) se olvidaron de recogerme a la hora indicada en la oficina; tuve que coger el siguiente autobús, que salía una hora más tarde. Y menos mal que les llame yo, porque sino a lo mejor seguía esperando a que alguien viniese a recogerme. A parte de la hora de retraso, tuvimos que para unas 3 veces, ya que al parecer fallaba algo en el motor del autobús.
Lo mejor del viaje, el paisaje. Realmente acojonante, pero en todo los sentidos: unas carreteras imposibles por unos impresionantes montes… Dicen las leyendas, que el deporte de riesgo por excelencia en Lao es ir por la carretera y la verdad es que razón no le falta a quien lo dijo. Aquí predomina la ley del que más huevos tiene: adelantamientos en zonas de casas, subiendo por puertos de visibilidad reducida… Y a lo más importante: no parar ante ninguna causa. Que alguien va a cruzar la carretera y nos vamos acercado a él/ella, pues le pitamos y si vemos que no se aparta no frenamos, sino que nos apartamos al arcén. Todo ello, dentro de un autobús de finales de los 80 con las suspensiones y los amortiguadores chirriando en cada curva, unas carreteras donde los baches son cosa de metro si, metro también y donde los arcenes están llenos de hierbajos y un polvillo rojizo que resbala que da gusto.
Tras 10h, llegamos a Vientiane, capital de Lao y sin mucho miramiento, me dirigí al primer hotel que la Lonely recomendaba (seguro que los hay mejores y más baratos, pero no estaba como para andar perdiendo el tiempo) y directo a la cama tras una buena ducha, para ver si se me pasaba el dolor de estomago.
Hoy a la mañana me he levantado algo mejor y tras un desayuno ligero me he puesto en marcha. He visitado el Pha That Luang, el monumento más importante de Vientiane; el Puxai (arco de triunfo) en lo que los laosianos llaman Los Campos Elíseos de oriente, los Talat (mercados) Sao y Khua Din y algún Wat más o menos importante.
Ahora a visitar un par de mercados y ver si se puede comprar algo interesante.
PD: Hoy no hay PD.